El niño fantasma de barrio la antena



El niño fantasma de barrio la antena



En el número 5 de nuestra revista, publicamos un extenso informe sobre casos de "niños fantasmas", que mientras era redactado sumó una experiencia recibida hasta ese momento sólo como un dato. Todavía nos faltaba lograr la entrevista con la persona protagonista de la historia, pero hicimos el siguiente adelanto: "en una casa de las chacras vive un fantasma. Como dirían nuestras abuelas, se trata de un almita que anda penando. Los detalles están por salir a luz en el programa "Zona Negra", pero aquí podríamos resumir diciendo que, según las primeras versiones que nos llegaron, una joven lo vio por primera vez durante una fría madrugada reciente. Ella salió a la ruta uno cuando aún no amanecía, rumbo a su trabajo, y lo vio: el niño estaba del otro lado de la ruta, mirándola, vestido apenas con un pantalón corto. La temperatura era muy baja y la helada se había hecho sentir toda la noche, por eso cuando lo vio, la chica lo llamó para ofrecerle un abrigo, pensando que tal vez el niño estuviera extraviado o abandonado. Sin responder, el pequeño se fue por las sombras y encaró hacia un campo vecino, mientras ella lo seguía insistiendo para que se acercara. De repente la joven mujer se detuvo en seco, sorprendida, cuando vio a la criatura atravesar un alambrado sin saltarlo ni agacharse. Simplemente, lo atravesó. Desde otro lugar, un hombre que también se preparaba para emprender la jornada temprano, le advirtió: "no lo llame, no se moleste... no vendrá!! déjelo tranquilo..." Ella, sin alcanzar a comprender los hechos, y sin poder reaccionar, le contestó "¡pero debe estar muerto de frío! ¿no ve que está casi desnudo?" El hombre, con cierta ironía, sólo le respondió: "no está muerto de frío, señorita... sólo está muerto".  
  
"ZN" visitó a esta mujer a los pocos días. Marcelo Maidana y Maury Agüero grabaron su testimonio que se emitió en el programa del mes de julio. El hecho no había ocurrido en la ruta uno, sino en el Barrio La Antena de Valle Viejo, en el momento que ella esperaba un ómnibus. Así lo narró: "el chiquito andaba de short y remerita, descalzo, y pensé que podía ser sonámbulo o estar perdido. Caminé hacia la otra parada, pero mientras me acercaba él se me alejaba... quería agarrarlo, pero no lo podía tocar. Le hablaba y no me contestaba, sólo me miraba y me sonreía. Cuando pude acercarme un poco, se metió en el patio de la casa de la esquina, que es una casa abierta. Pensé que podía vivir ahí, y me quedé esperando... eran más de las seis de la mañana. Pero al rato salió de ahí, y comenzó a caminar hacia el este, donde todo es campo, mientras seguía mirándome. Cuando llegó al alambrado pensé que ahí lo alcanzaría, pero entonces el chiquito atravesó el alambrado sin agacharse ni saltarlo. Se paró, me miró, volvió a sonreír y lo atravesó... Ahí me di cuenta de que no era un niño real..." 
  
Lo describe como un niño "de pelito largo, con el corte casquito, como se conoce", que la asustó. Ahí vio al hombre que todas las mañanas suele estar mateando, al cual le preguntó si había visto lo mismo que ella. Sin inmutarse, este señor le preguntó "¿qué vio usted... un niño?", describiéndoselo. Entonces le explicó que esa aparición era "algo normal". La joven tomó el colectivo y se fue a trabajar. Tiempo después, mateando con su hermana en el patio de su casa, mientras hablaba con su hermana le pareció ver que, detrás de ella y arriba del techo se movía algo, y fijando la vista vio que se trataba del nene. Se lo comentó, pidiéndole a su hermana que mirara con disimulo. 
  
A los pocos días volvió a aparecerles, esta vez dentro mismo de la casa. La mujer salía del baño y, al pasar por el dormitorio, lo vio al nene sentado en la cama, pero desapareció de golpe. Ahora sintió mucho miedo, y se lo contó a su hermana, quien la tranquilizó diciéndole que quizá no sea nada malo. Desde entonces, esa presencia del más allá comenzó a ser más frecuente. Incluso cuenta que, a los juguetes de su pequeño hijo suele acomodarlos en determinado lugar, pero después de alguna salida momentánea para realizar compras, aparecen tirados en otras partes. 
  
Otro día volvió a cruzarse con aquel hombre al que habló en la mañana de la primera aparición, y conversaron sobre lo que ahora ocurría en la casa. Este señor le confió que llevaba un tiempo investigando el fenómeno para tratar de dar con el paradero de la criatura, y saber quién fue en vida. Se había informado de que el niño había pertenecido al barrio, siendo muy maltratado, de condición humilde y falto de cariño, que aparentemente murió a consecuencia de los maltratos. 
  
La mujer reconoce que, la primera vez que lo vio, le produjo un escalofrío "porque nunca había visto una cosa así", pero terminó acostumbrándose a verlo luego sentadito en la cama, inmóvil, sonriendo, y nunca hizo algo que a ella pudiera espantarla. La mayoría de las personas a las cuales les comentan esta experiencia familiar, les preguntan por qué no se van de la casa, y las mujeres responden que no creen que se trate de algo malo. El hombre además averiguó que los anteriores habitantes de esa vivienda también habían comentado acerca de esa presencia, pero ellas recién comenzaron a percibirlo después de dos años de radicadas allí. Esto sigue ocurriendo en la actualidad. 
 







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