Por Michael Vásquez
Esta es la historia de mi tío, quien fue acosado por un duende en más de una ocasión. Según cuenta mi familia, el duende lo perseguía constantemente, hasta que una noche, la situación se volvió más aterradora de lo habitual.
La Noche de Terror
Una noche, el duende sacó a mi tío de la cama y comenzó a perseguirlo por todo el campo, ¡pero esta vez con un cuchillo en la mano! Mi abuela, al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, corrió para buscarlo y lo llevó de vuelta a la cama. Sin embargo, las apariciones continuaron, y el ambiente en la casa se volvía cada vez más tenso.
El Intento de Protección
Desesperada, mi abuela decidió colocar botellas con agua bendita en la puerta de entrada, esperando que esto alejase al duende. Al día siguiente, las botellas aparecieron tiradas, rotas y vacías, como si una fuerza invisible las hubiera destruido. Ante esta situación, mi abuelo decidió tomar cartas en el asunto.
El Confrontamiento con el Duende
La noche siguiente, mi abuelo ató un hilo a la puerta y colocó latas que harían ruido si alguien las pisaba. Su plan era simple pero efectivo: esperar al duende. Cuando este finalmente entró en la casa, pisó el hilo, haciendo sonar las latas, y mi abuelo, sin perder tiempo, lo golpeó en la cabeza con un palo. El duende quedó inmóvil, pero cuando mi abuelo intentó levantarlo, ¡el duende desapareció sin dejar rastro!
Desde ese día, el duende nunca más volvió a molestar a mi tío, y la tranquilidad regresó a la familia.
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