Cara a cara con satan



Cara a cara con satan



De la temporada 2010 de Zona Negra en Radio Valle Viejo, este fue, seguramente, uno de los testimonios más estremecedores. No sólo por el contenido del relato, sino también por las expresiones de uno de los protagonistas de la historia. Se llama Juan, tiene 19 años, y contó lo que su abuelo le hizo a su tío, "para obtener muchas mujeres"... Estas son sus palabras casi textuales, ofrecidas en la entrevista para el programa radial, donde apenas se modificaron algunos términos. 

  

    - ¿Sabés lo que hizo? Mi abuelo lo vendió a mi tío, lo vendió al diablo, y entonces, desde que murió mi abuelo nadie lo pudo curar a mi tío. Y todo el tiempo lo siguió el diablo. Un día se fue a La Bajada, y cuando volvía sintió como un viento, y al darse vuelta no vio nada, pero cuando volvió la vista al frente, ahí lo vio de frente... le dijo "ahora te vengo a llevar". Él me dijo, llorando, ¡¡una vez, que el diablo le ha pegado una golpiza!! Le dijo "yo te voy a llevar, y vos no me vas a hacer nada a mí", y mi tío tiraba piñas, pero el diablo lo agarró y lo arrastró hacia dentro del campo, pero cuando mi tío gritó, se vino la perra, y dice que esa fue su salvación... Él llegó rasguñado, lleno de sangre, y buscó la escopeta para volver a seguir las huellas, pero sólo estaban sus huellas por donde había sido arrastrado. 

    -Juan... ¿esto sucedió hace mucho tiempo...? 

    -Sí, fue hace mucho, como hace ocho años. Y a mi tío todavía lo sigue buscando, porque nadie lo puede curar... 

    -Quedó con ese "trabajo" que le hicieron... 

    -ajá... ese trabajo le hizo mi abuelo. Mi abuelo era policía antes, era sargento, y para tener muchas mujeres, lo vendió al hijo, al hijo que más quería... y él ha muerto, y porque él falleció, es que nadie lo puede curar... 

    - ¿y se hizo ver por alguien...? 

    -mi abuela es curandera, pero no lo puede curar... 

    - ¿al haber muerto la persona que le hizo daño, ya no tiene arreglo? 

    -ajá... si él hubiera estado y vendía a otra persona, o daba su propia alma, ahí podría haberse solucionado... 

    - ¿cómo está ahora ese tío? 

    -Mi tío está bien, pero en lo mejor que estamos acostados en la casa de mi abuela, conversando, de pronto vas a ver a alguien parado en la puerta. 

    - ¿ah, ¿sí? ¿te pasó eso? 

    - ¡Te lo juro por Dios, te lo juro que me castigue diosito y la virgen, que me castiguen!! Te lo juro que una vez estaba acostado, hace poco nomás ha sido, hace una semana, yo había ido con mi tío a cazar chanchos del monte. Después nos bañamos, nos acostamos, y se puso a fumar un cigarrillo, conversando, cuando mi tío me dijo "mirá, ya me vino a buscar de nuevo este hijo de mil putas" (perdonando la palabra) ... Y yo ahí, te lo juro, ¡¡me cagué en las patas!!  

    - ¿qué viste? 

    -vi un coso negro... así una cabeza!! como de la cintura, un poco más arriba... te lo juro me cagué de miedo!! mi tío sacó la escopeta y tiró un solo tiro y yo me tapé la cabeza nomás, y cuando me volví a mirar ya no estaba más ese bicho... Así un boquete dejó en un poste del galpón. 

    - ¿Ya te había pasado algo a vos también antes, o era la primera vez que...? 

    -él me dijo que no lo acompañe de noche, pero una vez fuimos al campo a buscar un caballo, y me pidió que no me separe de él... y en lo que íbamos conversando, me alejé de mi tío, y me salió un qué perro negro!! así con cadenas, un perrazo con los ojos rojos, te lo juro... ¿sabés qué hice? yo llevaba agua en una alforja, porque eso me decía siempre mi abuela, que lleve agua... 

    - ¿y por qué? 

    -porque el agua te salva... bah, eso dice mi abuela, porque mi abuela es curandera... 

    -tenías que tirarle con agua...? 

    -ajá... o que me rocíe yo, me decía... pero ese día me arrodillé y me tapaba la cara... lloraba, pero una banda!! A la media hora llegó mi tío, asustado, me preguntó qué me pasaba y le dije "no, tío, yo me quiero ir a mi casa..." Porque yo lo había visto a ese perro que me gruñía, resoplando fuerte contra el piso, y le caía la baba... y ya cuando venía yo había sentido las ramas que se quebraban y me dije "qué mierda es esto", porque parecía que venía una tropilla de caballos... y cuando lo vi ya lo tenía de frente, y lo único que hice fue arrodillarme y pedirle a Dios y la virgen del valle que no me lleve... 

    -qué impresionante lo que me contás, Juan... 

    -te lo juro por Dios, es así, aunque no lo creas vos... 

    -es que estamos aquí para creer, justamente.  

    - ¿Y sabés de dónde es mi tío? Es de El Portezuelo, cinco kilómetros más adelante, en la primera casita antes de llegar a La Bajada. 

    - ¿es una zona complicada esa? ¿o es algo que le pasa a él solamente? 

    -no... le pasa a él y a veces a mi tía... una vez salía un bebé... lo sentíamos llorar en las noches, y cuando quise ir a buscarlo me dijo mi tía que no fuéramos, porque ese no era un bebé, era el diablo. Y yo les decía "pobrecito, cómo llora"... pero me explicaron que el diablo se hacía pasar por el bebé... como en otra ocasión, supongamos, vos sos mi amigo o mi hermano que estás en la ciudad y yo en el campo... ¿en qué momento llegaste vos de la ciudad al campo y me llamabas a mí? Y yo escucho que es tu voz la que me llama, pero no te veo... me decía "Juan, ven, ven que aquí tengo una cosa, ven que te quiero mostrar..." 

    -vos sabías que no podía ser él... 

    -no podía ser él porque él estaba en la ciudad. Bueno, esa noche terminó de llorar el bebé y escuché la voz de mi hermano, que se llama Fernando, diciéndome "ven Juan ven ayúdame por favor"... yo estaba solo porque mi tío se había ido a provocarlo al diablo... 

    -pero tu tío le tenía miedo o quería enfrentarlo? 

    -no, él lo quiere enfrentar, hasta el día de hoy lo quiere tener mano a mano. Aquella vez que lo arrastró el diablo a mi tío, le dijo que no lo llevaba porque él tenía "un don", y le dijo: "a ese don quiero que lo coupés". Bueno, volviendo a esa noche, me había dejado solo mi tío, y yo lo escuchaba y le decía "pelado, ven salí, salí" (al hermano). En el reflejo de la luna veo un palo que tenía en la mano... 

    - ¿quién? 

    -yo no sabía si era mi hermano... pero no podía ser mi hermano, jamás en la vida, porque mi hermano es miedoso por las cosas que yo les conté y que aparte él también había visto... 

    -y no podía estar ahí él, tampoco... 

    -y no podía estar ahí tampoco, y yo le decía "ven, pelado", y ya me sentía mal y empecé a sollozar... y yo lo llamaba, pero él no salía, y me llamaba a mí... pero era clarita la voz de mi hermano!! 

    -te quería engañar con la voz de tu hermano, pero primero se te había presentado como un llanto de bebé... 

    -ajá, exactamente, y por eso me empecé a sentir perseguido... 

    - ¿y cómo terminó? ¿qué pasó al final? 

    -cuando fui, como queriéndome acercar, fue como que salió corriendo un bicho, pero reventaba palo a lo que daba... y yo le decía "ven pelado, no me dejéis solo que ya tengo miedo"... y él, más adelante me dijo "ven Juan, ven no tengas miedo de que no te voy a hacer nada...". Cuando me dijo eso... 

    -ahí te convenciste de que no era él... 

    -ahí supe que no era él... y mientras me alejaba, se venía por atrás y me decía "ahí voy yo, Juan, espérame..." pero ya le sentí la voz más rara, más gruesa, como si estuviera enojado, ¡¡¡y cuando le sentí la voz más cerquita... para qué!!  llegué a la casa de mi abuela, donde tienen como diez perros que me vieron caer en la acequia y se me acercaron y mordían al aire, como si rodearan a alguien que estaba ahí y no podíamos ver... y mi tío me dijo que saliera de ahí...  

    -Juan... ¿cuándo fue esto? 

    -esto fue como hace dos años abajo... 

    - ¿cuántos años tenéis, Juan? 

    -tengo 19 años. 

  

En Zona Negra nos preguntamos, entre tantas cosas, cuánto tendrá que ver ese tío con las terroríficas experiencias que le suceden a Juan. Hasta dónde el tío, siendo una supuesta víctima de una maldición, no será también cómplice de estos hechos. Voluntaria o involuntariamente. Porque hubo dos acontecimientos donde el familiar del joven estuvo ausente, mientras se manifestaban un perro, un bebé, y la extraña voz del hermano de Juan. Interrogantes, de los muchos que existen en cada relato, y que se sumergen en una zona negra. 

 







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