Como un espejismo
Existen muchas historias sobre el viejo hospital San Juan Bautista, algunas a modo de leyendas urbanas, circulando por Catamarca. Dicen que por sus viejos pasillos llegaron a ver el caminar de figuras fantasmagóricas, como si se tratase de personas que pasaron por ese lugar siendo pacientes, y que murieron allí.
También están los marginales que afirman haberse hospedado en alguna de esas habitaciones cuando ya estaban en ruinas, sin que les pasara nunca algo extraño, o que no pudieran explicarse.
Sin embargo, lo que le aconteció a Mario no sucedió exactamente en el viejo hospital, sino en sus alrededores. Aunque teniendo en cuenta la proximidad de ese edificio, es difícil no suponer que de alguna manera esté relacionado.
En diálogo con ZN, nos cuenta Mario que "esto me pasó en una siesta de otoño, en el año 2.006. Estaba linda la tarde, cálida, con sol, ideal para estar recostado en el pasto comiendo mandarinas. Yo iba caminando desde el barrio 9 de Julio, donde vivo, hacia el centro, para comprar el diario Clarín, como todos los domingos... Caminaba por calle República y al pasar por frente del hospital, cruzando el pasaje Amalia, veo una chica sentada en uno de los bancos de la plazoleta. Era una linda chica de unos veinte y pico de años, y estaba como leyendo un libro, a metros de la vereda, y cuando pasé cerca la miré, pero de reojo, y seguí caminando... pero juro que debo haber avanzado unos cinco o seis pasos, no más de eso, y volví la vista, cuando ya no la ví más... ¡desapareció! entonces dejé de caminar, sintiéndome raro por lo que pasaba, y regresé algunos pasos para ver si se había levantado y estaba detrás del pequeño monolito que hay ahí, pero no..."
Mario ya barajó todas las hipótesis en estos años desde que le pasó el insólito hecho. Según dice, volvió más de una vez al lugar, con amigos incluso, y reconstruyó la escena para demostrar que no había ninguna chance de que esa chica se hubiera ocultado en alguna parte, ni había tiempo para que se hubiera marchado por el pasaje Amalia. Mario está seguro de haber visto a una chica fantasma. Pero esa no fue la única vez.
En el año 2.008, Mario ya había olvidado aquel episodio, y había tomado un colectivo de la línea 207 en la Chacarita para ir hasta el centro, pero al ver que el ómnibus se desviaba para doblar en República y Alem, aprovechó que subían pasajeros y tocó timbre para bajar. Descendió en la misma esquina, cerca de la revistería que se encontraba en ese lugar, y lo relata de esta manera: "al bajar vi que subían unos estudiantes secundarios, y que, en la parada, cerca de la puerta trasera del ómnibus, quedaba de esperando una joven que tenía carpetas en sus manos y parecía estudiante de la universidad... Pensé que aguardaba la llegada de otra línea de colectivo, o un taxi. Linda chica, y por eso, como aquella vez, a los pocos metros me volví con la vista para observarla mejor... ¡y ya no estaba! El 207 había arrancado inmediatamente bajé yo, o sea que no tuvo tiempo de subir, y no había pasado ni un auto por el lugar, como para pensar que subió a un remís, y aunque hubiera pasado un remís no tenía tiempo de abordarlo, ni siquiera recorriendo la misma distancia que me había desplazado yo!! Recuerdo que llegué a la casa de mi exmujer y le dije que, si empezaba a notar que tenía síntomas de estar volviéndome loco, me lo dijera... y le conté lo que me había pasado. Me preguntó si esta chica era parecida a la anterior, pero de veras que no lo sé, porque en ninguno de los dos casos les pude ver bien las caras... No sé qué pensar, no le encuentro explicación, y es muy rara la sensación que te queda. A veces me pregunto si esas jóvenes habrán tenido algo que ver con el viejo hospital... Lo cierto es que desaparecieron, como si se hubiese tratado de un espejismo..."
