En un pueblo donde las historias de lo sobrenatural eran moneda corriente, se rumoreaba sobre una página web maldita llamada "La Página del Diablo". Se decía que era un portal a las artes demoniacas, donde los curiosos podían presenciar posesiones, invocaciones y rituales macabros. A pesar de las advertencias, la curiosidad de Daniel, un joven intrépido, lo llevó a buscar esta misteriosa página.
Después de un mes de investigación en la web oscura, Daniel finalmente encontró un enlace que lo llevó a una ventana emergente. La pantalla le pedía un acto de entrega: dejar caer una gota de sangre para acceder al sitio. Sin pensarlo dos veces, Daniel hizo lo que se le pedía y accedió a un mundo de horrores.
La página mostraba videos perturbadores de almas torturadas por demonios y personas realizando rituales extraños. Aterrorizado, Daniel intentó cerrar la ventana, pero sus esfuerzos fueron en vano. Los videos continuaron reproduciéndose, mostrando escenas cada vez más grotescas y aterradoras.
Para su horror, una figura demoníaca comenzó a materializarse en su habitación, saliendo lentamente de la pantalla. Con gestos amenazantes, el demonio le hizo saber a Daniel que ahora formaba parte de su elenco, junto con otros curiosos que habían caído en la trampa de la página.
Asustado y desesperado, Daniel intentó apagar la computadora y desconectarla, pero nada funcionaba. El demonio seguía saliendo de la pantalla, saboreándose del miedo del joven. Con un gesto macabro, el demonio le hizo entender a Daniel que su destino estaba sellado.
Desde entonces, la leyenda de "La Página del Diablo" se propagó por el pueblo como una advertencia sobre los peligros de la curiosidad desmedida. Daniel se convirtió en una advertencia viva, recordando a todos que a veces es mejor dejar algunas preguntas sin respuesta y no adentrarse en lo desconocido.
Les voy a contar lo que le pasó a mi abuelo, que vivía en un lugar que se llama La Cal
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