Era un día como cualquier otro en la secundaria de Julia, llena de esa energía que sólo pueden tener los adolescentes. Con 15 años y un creciente interés por lo oculto, Julia se había sumergido en el estudio de libros sobre tarot, satanismo y otros temas oscuros. Su fascinación la llevó a comprar un tablero de ouija en una pequeña tienda de cristales y hierbas, ignorando las advertencias de la vendedora sobre el respeto y las reglas que exigía el juego.
Decidida a probar su nuevo juguete, Julia llevó el tablero a la escuela al día siguiente. Durante el receso, convenció a varios amigos de unirse a ella para una sesión de ouija en el patio, bajo la luz del día, ignorando el hecho de que las entidades no distinguen entre el día y la noche.
Empezaron haciendo preguntas inocentes, pero la diversión se transformó en terror cuando el puntero comenzó a moverse solo, declarando la presencia de un espíritu que se identificó como masculino. Alguien osó desafiar al espíritu a mostrarse, y el puntero respondió ominosamente: "esta noche". Julia, asustada, rápidamente guardó el tablero sin despedirse correctamente del espíritu, cometiendo su segundo error grave.
Esa noche, en la seguridad aparente de su casa, Julia y sus amigos decidieron jugar nuevamente. La atmósfera se tensó cuando preguntas más profundas recibieron respuestas perturbadoras y un viento violento azotó la puerta de la casa con tal fuerza que las chicas gritaron de miedo. Desde ese momento, fenómenos inexplicables comenzaron a ocurrir: puertas que se abrían solas, objetos que se movían y una pesadez que llenaba cada rincón de su hogar.
Los meses siguientes trajeron tragedias personales que afectaron profundamente a Julia y su entorno: el hermano de su amiga murió en un accidente, sus padres se divorciaron en medio de constantes conflictos, y ella y su hermana se distanciaron irreparablemente.
Julia no puede dejar de preguntarse si abrir la puerta a ese espíritu con el juego de la ouija marcó el inicio de una cadena de desgracias, o si solo fueron trágicas coincidencias. Lo que sí sabe es que algo oscuro entró en sus vidas aquel día, y las sombras que dejó tras de sí son demasiado reales como para negarlas.
En una casa tranquila, donde las sombras se alargan al atardecer y el viento susurra secretos antigu
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